domingo, 13 de diciembre de 2009

ODAS MAMBISAS, Evocación de Navarro Luna. Por Vick G.Miller

Las Odas Mambisas es un cuaderno en que el poeta Manuel Navarro Luna publicó sus versos de contenido patriótico. Por ello en tiempos en que sus libros de versos y su prosa no se publican, pienso que mejor defensa del insigne bardo que ofrecer en mi blog el contenido de sus Odas.
En el año 1955 en la revista Orto apareció esta nota firmada por Sócrates Nolasco en su ensayo sobre La Tierra Herida, otro libro de extraordinarios poemas de Navarro. La Nota de referencia aparece en la primera página del cuaderno de las Odas Mambisas:
Verbo candente, profético y sombrío, el de Navarro Luna. Sus acentos cfecen y se multiplican en ecos, agarran y apasionan y obligan a compartir sus lancinantes preocupaciones. En el discurrir del presente siglo, solo en Guillén ha tenido Cuba otra tan visible antena y nunca más firme y erguido pararrayo para sus humanos padecimientos...

Por tanto les entrego su primer poema: El General Antonio.

¡Si hablaís de la vergüenza:
si queréis señalar las altas cumbres del decoro...
sobre llamas y túmulos y banderas estremecidas
tenéis que alzar la voz y dar el nombre puro y hondo.
¡Tenéis que dar la excelsitud de un grito : ¡ El General Antonio!
Para que escuche el monte, y la piedr, y la nube
y los oidos claros, y los oidos sordos: ¡El General Antonio!

Con Mariana y con marcos,
el Capitán Rondón tuvo armas, y dinero, y caballos, y todo.
¡Se alzaban las primeras amapolas sangrientas de la guerra
entre los rudos filos del resplandor heroico!
El Capitán Rondón dijo despuès a Marcos:
¿Y cuál de los muchachos me vas a dar ahora...?
Guardo silencio el padre. Un silencio de padre, fuerte y doloroso.
Pero tres de los hijos respondieron por Marcos:
José,
Justo
y Antonio.
¡El último,
más fuerte y más pronto!
¡El último,
más pronto que los otros!

Cuando habléis de la Patria,
del dolor y el denuedo t el largo y cruento batallar sin reposo;
y en mil batallas veintisiete heridas cual veintisiete surcos;
de las marchas con hambre y del camino áspero y torvo;
de la gloria en la herida y la gloria en la sangre,
tenéis que hablar del General Antonio!

Con dos balas, se acaba la guerra: dijo Cánovas.
¡Tal vez con una sola para el guerrero epónimo!
Pero aún no la tenían los fusiles de España
y el Pacto del Zanjón no fue paz, sino tregua y encono.
La bandera - sudario, que alguien dijo,-bordada en Camagüey por manos de mujeres-
¡La izó en Mantua el machete del General Antonio!

"Esto va bién", exclama, cuando se siente herido en Punta Brava.
¡Es la muerte! El lo sabe y sonrie victorioso.
¡Ya ni la muerte misma podrá vencerlo! ¡ Nada
podrá vencer al General Antonio!

Cuando habléis de la Patria,
si queréis señalar las altas cumbres del decoro
en la cumbre del hombre... buscad entre latidos de montaña,
sobre: raíz de trueno y palpitar de troncos,
la presencia profunda que nos cerca y nos manda: ¡EL GENERAL ANTONIO!

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