Una mujer, seductora de abril y ojos radiantes
su magia domina mis sentidos.
Acaso la encontré en un crepúsculo
al aire su inefable cabellera.
Una mujer que amándome no es mía
es de una porcelana clara y táctil.
Mis besos que penetran en su arena
la han poblado de estrellas en la tarde.
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