sábado, 16 de julio de 2011

Evocación de los Héroes V La Mañana de la Santa Ana. Crónica. Vick Gómez Miller

EVOCACIÓN DE LOS HÉROES V . LA MAÑANA DE LA SANTA ANA.

Para amanecer los cielos oscuros
Se visten de grana, de vivo arrebol
Es el sacrificio de los cielos puros
Para que haya sol.
Era la mañana de la Santa Ana.

En Santiago de Cuba se llevan a cabo los carnavales, pero no son fiestas como en otros años; las calles no están llenas de público y en el arrollar de las comparsas no van las interminables colas de bailadores que arrastran sus pies. Un aliento de luto y sangre ronda Santiago de Cuba cuando se acerca la noche.

En la Granja Siboney son las primeras horas de la mañana. El recinto campestre es el cuartel general del grupo revolucionario. Se espera la hora definitiva.
Raúl Gómez García es el redactor del Manifiesto del Moncada a la nación, esbozo del programa del movimiento que lee Fidel a sus compañeros. En la madrugada unos versos entrañables y patrióticos andan en el rocío de la libertad con la que los jóvenes sueñan. También los ha escrito Raúl Gómez García:
Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate.
Pongamos en ridículo la actitud egoísta del tirano.
Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos.
Sintamos en lo hondo la sed enfurecida de la Patria
¡Pongamos en la cima del Turquino la estrella solitaria.

Veintiséis de julio de 1953. Fecha heroica, luminosa, para escribir la nueva historia de la Patria. En ella subyacen raíces de tremendas epopeyas de gloria: La Demajagua, Bayate, Baire , Guerras del 68 y del 95, años de lucha desigual por la causa justa de la libertad verdadera.
Julio 26 de 1953, Año del Centenario del nacimiento del más Ilustre de los cubanos. José Martí Pérez..
Heroico sacrificio para no dejar morir a la Patria y la Patria con la sangre derramada por sus jóvenes volvió a nacer más digna y radiante. Desde entonces la invencible estrella que ilumina y que mata de Martí destella en los hombros de Fidel y en su eterna boina verde olivo. ¡Gloria a la Mañana de la Santa Ana!
La sangre vertida no fue sangre vana. ¡Gloria a la mañana de la Santa Ana!

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