Aún después de los sueños, rumbos indefinibles
el alma me anochece con su canción de huesos,
un dolor inefable se me escapa en tus besos
y a mis labios retorna una sed de imposibles.
Aún después del silencio, voz de las cosas muertas
he quedado callando un latido culpable.
Estoy en la penumbra de un final inestable
y no lloro al conjuro de las tumbas abiertas.
Más allá del recuerdo esconderé las ansias
por extraños caminos sin rumbos ni regresos
y el olvido, enemigo de todas las distancias
como un ladrón cualquiera robará las fragancias
de las horas vividas y los profundos besos.
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