lunes, 5 de abril de 2010

Tristeza del adios. Por Vick Miller

Estás tristemente bella
y mientras que cae la tarde
desde tus pupilas arde
la extraña luz de una estrella.
En tus párpados la huella
de los desvelos persiste
y esa pena que hoy existe
y te quebranta la voz
va denunciando mi adios
que anoche te puso triste.

No se que palabra hirió
la belleza de tu oido
y en que rumbo adolorido
tu camino se extravió.
Si tu mirada buscó
la salvación del regreso,
estoy aguardando el beso
que termine los resabios
y la carcel de tus labios
quedar para siempre preso.

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