lunes, 26 de abril de 2010

Los Candidatos de la Honradez. Por Vick Miller

La tremenda verdad del proceso eleccionario en nuestra sociedad socialista
es algo que no entienden, quienes acostumbrados a la politiquería de la sociedad escindida en clases, conciben que la postulación es iniciar el camino hacia el enriquecimiento personal, o como el pueblo satirizara antes del triunfo de la Revolución como: pegarse al jamón; y que conste que postularse tenía su precio.
En Cuba, su pueblo encontró hace mucho tiempo otros valores que no se miden con el signo del dinero.
Pero lo que el enemigo trata de escudriñar y no le entra en el "meollo", es que por acá, a 90 millas del imperio, no postulan partidos políticos, que son las asambleas abiertas de todos los vecinos en una comunidad, quienes proponen a los mejores compañeros:hombres y mujeres educados en los principios de servir a la Patria, y que concientes de la responsabilidad que asumen, orgullosos del reconocimiento público por sus condiciones morales de honradez, capacidad intelectual y ejemplaridad laboral.
Ellos entienden que de ser en las elecciones electos como Delegados del Poder Popular entregan más la vida a su pueblo.
Así aceptan con la más alta disposición a conocer las dificultades y necesidades de sus electores y organizan despachos semanales para reciberles y atenderles.
Y esto,por supuesto genera el compromiso de ayudar en la solución o alivio de las necesidades sociales, coordinando con las entidades locales,investigando y dando respuesta en despachos y asambleas de sus gestiones.
Pero el Delegado ayuda a gobernar desde la Asamblea Municipal del Poder Popular, alli interviene, expone criterios, propone soluciones y asume cuantas tareas se les asignen en la consecución de los acuerdos y planes que en ese nivel del gobierno se adoptan.
Y en verdad que esa consagración a servir a quienes les eligen no percibe pago alguno.El Delegado vive del salario que en su centro laboral recibe mensualmente por el trabajo rendido en el mes.
Por supuesto que para gobernar en Cuba, sus cuadros,llevan en la mente y en el corazón ese talismán que irradian el escudo y la bandera de ls estrella insurgente. Y el primer paso es ese que en sus áreas, en sus barrios,les honran al verles llegar y con efecto y admiración les saludan como: ¡Nuestro Delegado!

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