Mayo concluye y el primer domingo de junio ofrece la efemérides para honrar a los hombres entrañables en nuestros corazones y para en ellos honrar a la Patria.
José Martí, el Héroe Nacional, el forjador de nuestra conciencia antimperialista denominó a los Estados Unidos al decir: Viví en el monstruo y le conozco las entrañas y mi onda es la de David, también nos reseñó al hombre que se declararía nuestro padre.
Él escribió de Carlos Manuel de Céspedes: " Cree que su pueblo va en él y como ha sido el primero en obrar se ve con derecho de Padre sobre su obra"
Céspedes, el hombre enamorado, el intelectual, el patricio, el poeta, por su propia voluntad y con toda justicia llega a autodenominarse el Padre de Todos los Cubanos. Sus palabras cargan el más intenso dolor al declararlo. En los padres existe una luz que ilumina el porvenir y ella la encienden sus hijos. Pero a Carlos Manuel de Céspedes su Patria le rasga el corazón para apagar la suya propia, cuando el déspota que la subyuga captura al hijo y le ofrece cambiar el derrotero emprendido por la vida del vástago que le renueva.
La suerte está echada y los cariños propios, la ligazón estrecha de la carne y la sangre no derriban al Patriota en su convicción de Independencia o Muerte.
Esa tremenda decisión de Carlos Manuel de Céspedes para quienes seguimos siendo sus hijos en el denuedo heróico, junto al amor que nos abraza a nuestros padres, en la perfecta efemérides que les honra en el primer domingo de junio, seguirá siendo el índice de honor que iluminará para siempre el camino revolucionario de nuestra
suerte
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