miércoles, 12 de mayo de 2010

Virtudes del Héroe Nacional:José Martí. Por Vick Miller

Mayo es el mes que evoca los últimos días de la vida del hombre luminoso y sencillo que en el siglo XIX concibió e inició la Guerra Necesaria para izar en los mástiles de la Patria la gloriosa bandera que exalta nuestra libertad. Él había escrito un poema donde escoge su destino, cuando pide puesto de pié en el yugo lucir en la frente mejor la estrella que ilumina y mata, esa que arde para siempre en el triángulo rojo de nuestra enseña nacional.
Ella sigue alumbrando los sueños de Martí que el claro Comandante en Jefe convirtiera en realidad.
De la vida generosa, cargada de penurías y sacrificios de nuestro Héroe Nacional, parte esa carga emocional que conmueve y moviliza a la actual generación de cubanos.
Así anduvo gallardo y sencillo en su itinerario latino americano, enunciando el porvenir en que el amor y el cariño unirían a Nuestra América,así como la une por debajo del mar la cordillera.
En su humildad buscando ayuda para comprar las armas que la guerra necesitaba, anduvo día tras día por las calles de Nueva York y otras ciudades norte americanas,con su andar ágil y puntual desafiando el frío, protegiéndose tan solo con la modestia de la levita raída, sin tomar un solo centavo de lo que se colectaba. Su conducta honrada jam´s daría lugar para que se pensara en otra utilización del aporte de los tabaqueros cubanos y de todos los que en el exilio entregaban parte de sus monedas para la subsistencia en el afán de liberar a la Patria del coloniaje español.
Y cuando al fín arriba a Cuba, nombrdo Mayor General primero e inmediatamente después su presidente, se convirtió en un orgulloso mambí a quien jamás derrotarían las fatigas del andar lomas a pié o a caballo, con la mochila cargada de medicamentos y documentos de la guerra,sin que jamás una queja asomara a sus labios; satisfecho de saber que su silencio era el pudor del dolor y ni un instante las viejas dificultades esofágicas y cardio vasculares que le dañaban, ni la lesión pulmonar que Norte América con su clima helado agravó, ni el quiste inguinal que no sanaba, ni el tumor testicular que volvía a reproducirse lograban acortar sus pasos.
Su corazón latía en la entrega total por Cuba y ella inundaba su correspondencia y sus delirios de libertad hasta el centellear de la muerte en Dos Ríos.
Es su magnífico sufrimiento el que nos acerca, es su obsesión por la Guerra Necesaria contra el enemigo la que nos alerta, son sus premoniciones sobre el norte revuelto y brutal las que nos previenen.
Él está en el valiente y generoso corazón de Fidel, en su pensamiento universal y luminoso, en su batalla de ideas y en su vida sin quejas pronunciadas ante el dolor y los sufrimientos.
Martí sigue existiendo con orgullo en Fidel y en la obra gigantesca de la Revolución Cubana, en su enfrentamiento contra las agresiones del imperio siempre estará la admonición de su estrella que ilumina y mata.

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