miércoles, 22 de junio de 2011

El Secuestro del Obispo Fray Juan de las Cabezas Altamirano. Relato Vick Gómez Miller

El Secuestro del Obispo Fray Juan de las Cabezas Altamirano y su Rescate. Hurgar en la Historia. V.Gómez Miller.

Relatan viejos documentos que el 29 de abril del año 1604 se encontraba el entonces Obispo de Cuba Fray Juan de las Cabezas Altamirano en el hato de Yara, precisamente inspeccionando la Obra Pía dejada en testamento por el Capitán Francisco de Parada. Le acompañaban en el recorrido, su familiar Fray Diego Sánchez y el canónigo Francisco Puebla, cuando fueron sorprendido y hechos prisioneros por el pirata francés Gilberto Girón.
Todo parece indicar que a través de los vecinos de Bayamo con quienes comerciaba clandestinamente pudo enterarse que el Obispo estaba en Yara, de inspección, consideraba que era una magnífica presa para solicitar un cuantioso rescate. Así desembarcó en el puerto de Manzanillo y con veintiséis hombres se dirigió por la noche hasta Yara, sorprendiendo al Obispo y al canónigo Francisco Puebla, a quienes conduce descalzos y en “ropas menores”, hasta que un vecino de Yara, nombrado Juan de Sifuentes, se conduele del martirio del prelado y le cede su caballo para llegar al Puerto, distante unas cinco leguas.
Una vez confinados en el barco los prisioneros, el pirata Girón negoció un rescate consistente en mil cueros de reses, 200 ducados (valiosa moneda de oro de la época) y 100 arrobas de tocino y carne salada.
Días después, en tanto se reúne lo exigido, el pirata acepta liberar al Obispo a cambio de 2000 mil ducados dejando como rehén al canónigo Francisco Puebla. Altamirano regresa al hato de Yara y se ocupa de organizar el pago completo del rescate.
Pero al llegar la noticia a Bayamo , el Capitán Gregorio Ramos, organizó una pequeña compañía de 24 hombres, de los que halló en los hatos comarcanos a Yara; y junto a cuatro negros esclavos y unos pocos indios, partieron hacia las costas manzanilleras. Mandaron entonces un emisario para que diera aviso a Gilberto Girón que bajara con el canónigo Francisco Puebla a recoger el rescate, y al pisar tierra los piratas, se entabló un furioso combate con la compañía del Capitán Gregorio Ramos , que les había preparado una emboscada entre los breñales y la orilla.
Solamente un indio fue la baja sufrida por aquella pequeña compañía mientras que veintiséis franceses perecieron y el resto huyó a bordo del balandro.
Gilberto Girón murió como consecuencia de una lanzada del negro Salvador Golomón, vecino de Yara; y la cabeza del pirata la exhibieron como trofeo de victoria en Yara y en Bayamo.
Este hecho singular que reflejó la bravura de los residentes de la zona, corrió de boca en boca. Ningún tema podía interesar más en esos momentos a los habitantes de la Isla que el secuestro del obispo y su rescate, a tal extremo que los épicos sucesos inspiraron al canario Silvestre de Balboa, residente en la villa de Puerto Príncipe ,(hoy Camagüey) a escribir su extraordinaria composición Espejo de Paciencia, que se estudia en los centros docentes como la primera manifestación lírica que se produjo en Cuba.

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