Una mujer, seductora de abril
y ojos radiantes,
con su magia domina mis sentidos.
Acaso la encontré en un crepúsculo
perfumada y desnuda
al aire su inefable cabellera.
Esa mujer, que amándome...no es mía,
es de una porcelana clara y táctil.
Mis besos que penetran en su arena
la han poblado de estrellas
en las tardes.
Llora el verso en amor
si la recuerda
seductora de abril,
ojos radiantes,
perfumada, desnuda y anhelante.
José Martí el Heroe Nacional de Cuba escribió de la mujer:
Si la luz se perdiera
hallariásela de nuevo encendida
en el alma de una mujer.
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