miércoles, 20 de abril de 2011

Andar en Versos de Amor . Vick G. Miller

Sin un adios .

¿Por qué rumbos sin estrellas
andarás pequeña mía?
¿Dónde la melancolía
dejó tus pasos sin huellas?
¿Por qué las rosas más bellas
extinguieron su fragancia?
¿Por qué la vida no escancia
entre tus labios su aliento
y en un susurro del viento
tu dios llegue en la distancia?


Subir por tu nombre.

Cuando por tu nombre sube
mi corazón a tu beso
pienso que ya no hay regreso
ni olvido de lo que tuve.
Siento un ensueño de nube
trastornando mi razón
y siento que la ilusión
en el pecho se me enciende
cuando por tu nombre asciende
hasta un beso el corazón.

Inventar para tí un beso.

Quisiera inventar un beso
para la exacta medida
de tu cuerpo y de tu vida,
de tu edad y de tu peso.
Beso con ida y regreso.
Con razón y sin razón.
Un beso con la intención
del amor inteligente
que roce tibio en tu frente
y haga arder tu corazón.

¿ Sabe usted cómo es La Habana?

La Habana es una doncella
que salida de un vergel
ofreció labios de miel
al titilar de una estrella.
Es la Capital más bella
que despierta en la mañana
cuando la brisa temprana
sueña un perfume de mar
y el corazón sale a andar
para enamorarse Habana.

Una razón para no seguir viviendo.

Palabras que hemos callado.
Palabras que no se dicen.
Palabras que se maldicen
de un sueño desesperado.

Palabras que nos devoran
sin salir al exterior
para callar un amor
que sabe por qué le ignoran.

Palabras de un sueño preso.
Cárcel en la oscuridad.
Morirse de soledad
para olvidarnos de un beso.

Muchacha Alegre y trigueña.

Muchacha alegre y trigueña.
Madrigal en la sonrisa.
Juega en tu pelo la brisa
y en tus senos se despeña.
Muchacha como te sueña
mi mente febricitante,
cuando vislumbra distante
la tela de aquel corpiño
con que ataste a tu cariño
mi más varonil instante.

Muchacha como te ansío
en la incierta madrugada
cuando ausente de mi almohada
estás y hace escarcha el frío.
¿Dónde estará el amor mío
que con mi amor ya no sueña?
¿En qué ternura pequeña
abandonó su pañuelo?
¿Quién acaricia tu pelo
muchacha alegre y trigueña?


Pudo ser el adios.

Tus labios se entreabrieron y no dijiste nada
porque estaba tu alma de silencio.
Yo miré al niño tímido que tomaba tu mano
y al encontrar sus ojos pensé en un hijo nuestro.

Era tu amor de entonces como un amor de brumas,
de mar embravecido y furibundos cielos.
Pero en las madrugadas tus muslos eran tibios
mientras el frío escarchaba con sus diente de hielo.

Amada estás más bella que las tardes de conchas
en que tu me aguardabas desnuda sobre el lecho.
Hoy quisiera con besos calcinarme en tu alma
y quedarnos dormidos soñando el mismo sueño.

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