martes, 20 de enero de 2009

CARLOS DEL PUEBLO. Evocación de Carlos Puebla.

Dicen que Carlos Puebla todavía anda de serenatas por las calles del Barrio de Oro,en Manzanillo,donde muchos le recuerdan.
Contaba Mariano Gómez Navarro ,locutor y periodista, fundador de la radio en ese territorio,que siendo muy joven tenía una barbería en su casa,frente al parque conocido como Vallespín,donde gran parte del tiempo lo pasaba Carlos,porque además de pelarse,ensayaba allí junto a sus hermanos Diego y Juan , con quienes rompía el silencio de las noches en el barrio entre arpegios de guitarras y su voz grave y personal.
Fue Puebla un amante del tango,pero sobre todo un hombre que escribía y ponía música a bellas composiciones que luego alcanzarían ligares cimeros entre las canciones y boleros en Cuba.
Un día... proseguía Gómez Navarro, se produjo un incendio en el vecino Reparto Pérez,lo que atestiguaban las columnas de humo que en esa dirección prevalecían , por lo que en son de broma le comunicó a Puebla que su casa se estaba quemando: el que más tarde sería el Cantor de la Revolución Cubana se sintió molesto,pero prefirio seguirle la corriente, sin embargo, poco tiempo después llegaba el aviso muy en serio que el bohío de Micaela Concha,su mamá, era una hoguera inapagable.
A la pobreza propia y familiar se unía ahora la ausencia del techo; pero, esto no derrumbó al canta autor, eso sí, le hizo apretar un poco más el cinturón en una época de proliferación de fogones apagados.
Luego Carlos Puebla para salir de la inanición aldeana,donde la miseria era un permanente azote,se alejó de Manzanillo en busca de horizontes más propicios a su pecho de trovador, lo que no se convertiría en el adios definitivo,pues de tiempo en tiempo arraigadas nostalgias le llevaban de vuelta al terruño. En la Capital de Cuba halló en un concurrido restaurante,conocido como La Bodeguita del Medio , un lugar donde subsistir interpretando su música,lo que tajo progresos a sus deshilachados bolsillos. En estos nuevos lares enfrentó la dictadura batistiana, llenando con sátiras trovadorescas las horas concurridas de la Bodeguita,hasta que un Enero de nuevas claridades ,pudo cantarle a su pueblo con entera libertad. En sus composiciones vibró entonces la sorna popular,como en la guaracha: Se Acabó la Diversión,a la que añadía: llegó el Comandante y mandó a parar.
Desde entonces la música de Carlos del Pueblo,puebla los cuatro puntos cardinales:ella ha sido bandera de oprimidos al cantar el ejemplo de Cuba y su historia,al evocar pasajes de nuestras
epopeyas liberadoras y sus heroes, al llenar de estrellas la noche americana con la querida presencia de El Che en su clara y entrañable transparencia que nos ronda y se queda con nosotros.
Hoy el corazón de Carlos puebla no late; su inagotable alegría ,su cubanísima manera de expresarse nos sigue acompañando,como aquel:¡Qué daño me haga como miedo le tengo¡ al desafiar el vaso de seis onzas lleno hsta el borde del ron Pinilla, que anda por las tertulias pueblerinas que le evocan.
Sus chistes y canciones crueles,como él ls bautizara se siguen contando y cantando provocando hilaridad. Sus boleros y canciones engalanan las actuaciones de los más reconocidos intérpretes; pero lo más Puebla que nos queda está en sus ingeniosas ironías para denunciar a nuestros enemigos y desenmascarar sus ambiciones y felonías.
Porque el Cantor de la Revolución sigue presente en la primera línea como un Patriota.

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