domingo, 4 de enero de 2009

CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES. Crónica.

La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida,sentenció José Martí;así Carlos Manuel de Cèspedes echó sobre sus hombros el destino de la Patria, para romper las cadenas que la ataban a España.
A su tremendo espìritu se reseña el 10 de Octubre de mil 868,en el ingenio Demajagua,de su propiedad. Junto a los impacientes de Manzanillo, con impronta energía despertó la mañana con los tañidos gloriosos de la campanal, para que blancos y negros ,coco con codo conocieran la hora de la libertad que arribaba.
Carlos Manuel de Céspedes surge en la historia como el combatiente inclaudicable y generoso,el primero en la batalla y el primero en la decisión de izar la bandera que él ideara y cosieran las manos de Cambula,mujer comprometida con la causa insurrecta, de blanco,azul y rojo con la estrella que incendiaría de luz los campos de batalla,para que se adelantara siempre en el heroico bregar que transformaría los destinos de la patria.
Céspedes,el hombre enamorado,el intelectual,el poeta,el patricio, se transforma en el Padre de Todos los Cubanos; así se autodefine en la decisión que salva o condena a su propio hijo y no cede, la suerte de Cuba está echada y los cariños propios,la ligazón estrecha de la carne y la sangre no derriban al coloso en su decisión de Independencia o Muerte.
Cae el hijo y en su holocausto se levantan cientos, para andar el camino azaroso de todas las batallas.
Hoy en los clarines,en los metales que multiplican la libertad y la independencia conquistada,en el grito prodigioso de Patria o Muerte,en la figura cimera de Fidel,está Carlos Manuel de Céspedes.

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