viernes, 12 de febrero de 2010

Pasajes de la vida de José Martí: La caida del Heroe. Por Vick mILLER

Anda al galope el corcel blanco con la crín deshilachada por el viento.
Mayo es de sol y en el llano enyerbado dos corrientes de ríos intentan abrasarse.

El jinete tensa las riendas para acortar el paso de la cabalgadura mientras que con la otra mano empuña el revólver.
El enemigo ignora, agazapado, quién es aquel combatiente impetuoso que se acerca y le dejan aproximarse hasta las piedras y el matorral que le cierran el paso.

De cara al sol le alcanzan tres balazos: uno le hiere el cuello, otro la pierna y el tercero en el pecho. Mortal el último disparo. Se desploma el jinete del corcel que no detiene su carrera.

Ninguna queja ha proferido el Heroe ante los impactos dolorosos que presiente acaban con su vida. Bisoño ante las descarga de los mausers, es sin embargo un veterano en la hidalguía conque enfrenta a quienes se adueñan de su patria.

No hay en el rostro un rictus de agonía, el silencio es el pudor del dolor,que el mismo ha escrito, y cuando cierra los ojos, estos sonrien. El nunca dijo odiar al enemigo. El testamento humilde solo pide tener en la tumba un ramo de flores y una bandera.

Al Generalísimo Máximo Gómez,le trasmiten la infausta nueva: José Martí Pérez, el Delegado, no ha vuelto del combate. La piel del rostro curtido palidece, en silencio murmura, pero nadie descifra que ha dicho Gómez en aquel momento.
Algunos adivinan la humedad enturbiando la severa mirada, pero esta la han cerrado los párpados y ls tupidas cejas.

Los hombres de todas las batallas enmudecen cuando el clarín insurrecto les convoca al silencio.
La bandera del triángulo rojo y el lucero insurgente onda a media asta y de lejos asemeja el símbolo sagrado a un gallardo mambí, que ante el Heroe Caido inclinara la frente

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