El Quincuagésimo Aniversario de la derrota de los mercenrios en Playa Girón. Vick Gómez Miller.
El recuerdo escribe en sus páginas con letras mayúsculas lo glorioso y conmovedor, en ellos andan las sonrisas y el salobre cristal de las lágrimas que acentúan lo irreparable, aquello que vive agazapado en el corazón.
Dicen que la ambición y el odio promueven los acontecimientos en que la sangre da color a las letras de un causa; por Playa Girón intentó infiltrarse la desventura para impedir la salvación de los humildes.
En sangre y arrollados por el paso inclemente de los invasores mercenarios quedaron abandonados los zapaticos blancos de Nemesia, que al fin calzaba sus tiznados pies con un sueño hecho realidad.
Pero abril era de nuevos tiempos que labraban los que encendieron
La estrella en la montaña y descendieron al llano par traer la definitiva libertad. Junto a ellos los aguerridos milicianos de azul y verde olivo, iluminados por el sueño inmarcesible de Fidel enfrentaron la invasión mercenaria.
En abril mordió el polvo de la derrota un ejército malhechor transportado y apoyado por barcos y aviones procedentes del norte revuelto y brutal que nos desprecia, como lo describió Martí.
Pero los emisarios de la tristeza, aunque no alcanzaron sus propósitos cegaron vidas inocentes para retrotraernos a un pasado en que la guardia rural masacraba y echaba al camino real a los campesinos, para ampliar las propiedades de los latifundistas.
Hoy vuelve abril a escaparse de las páginas del recuerdo para insistir en que la justicia jamás abandonará nuestras playas.
Hoy en la inefable luz de un sueño verde olivo andan calzados los pis de los pequeños con zapaticos blancos, como aquellos que la barbarie mercenaria arrancó de los pies tiznados de Nemesia.
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